El café helado, el teléfono de la imprenta ocupado, dos señoras gritando desde la puerta: - nene! donde queda catastro?, tres personas que preguntan que fotocopia tienen que hacer para pagar la mitad de la patente de su auto municipalizado, -lo cual no me corresponde ya que no cobro el sueldo de un municipal, un viejo impertinente, de edad impune y prácticamente senil, exclama: me cobras! con un grito casi “tarzanezco”, y encima un banana pretende que le marque la tarjeta de transito. Ahora, yo me pregunto, me vieron la cara de vil sirviente, o realmente la tengo, y todavía no supe explotarla?
Apurados, mal educados, impacientes, atropellados, hasta con perdida del habla, todos con un mismo patrón, el individualismo, el mayor problema del homo sapiens sapiens, el “yoismo” casi cotidiano. Un “yo”, mal interpretado desde el vamos, que desde la piscología habla de un individuo conciente de su identidad, lo cual no se refleja en las personas que circulan, ya que si fueran consientes de una identidad, serian respetuosos con su compañero de raza. Y todo esto se debe, a mi criterio, a que la sociedad esta involucionando de manera precipitada, la tecnología, los medios de comunicación, las redes sociales, y todos los conceptos de la modernidad, ayudan a la imperfección del ser.
Hoy en día uno se siente incomodo, y hasta sorprendido, cuando una persona saluda al entrar o agradece al retirarse conforme, después de una atención esmerada por parte del comerciante, propietario, empleado o cualquier ser que esta brindando un servicio a la comunidad. algo que tendría que ser una actitud común del inconsciente colectivo, termina siendo una gema preciosa de nuestro vocabulario.
La vorágine del día a día, lleva al hombre y a la mujer, de cualquier edad, raza o religión, a tratar de adaptarse al “sistema”, haciendo un esfuerzo sobrenatural para no llegar a destiempo. Me pregunto - ¿hacia donde corren? si cualquier tramite que tengan que hacer les va a llevar más de dos hora, y ni hablar si es del ámbito estatal, ya que este le agrega un plus temporal debido a la burocracia del mismo.
Y así se suceden los días, las personas, los trámites, somos maquinitas, que se rigen por un mismo objetivo, “el llegar”, ¿a donde? , nadie lo sabe, ¿como?, no interesa, ¿cuando? cuanto antes.
El punto es llegar, ser reconocido, en cualquier lugar donde se desarrolle algún personaje, la vida es una gran obra de teatro, con actores con sed de protagonismo constante apuntalados por los mass-media, como diría Mcluhan, vivimos en una aldea global generada por la interacción de los medios electrónicos de comunicación y el individuo como receptor.
Este blog quiere plasmar, una interpretación personal, de las actitudes humanas, y su relación con sus pares de la vida cotidiana. Tratar de expresar mis sentimientos y reacciones a los ataques y situaciones extrañas que a diario recibo de mis contemporáneos.
Hasta la próxima.
Genial Fede!! Muy bueno!
ResponderEliminarMe encanta como redactás =)
Un abrazo